Detrás de un cristal rosa mate y suave, se unen los perfumes de la rosa de Damasco y la menta verde. Conocida como la "reina de las flores", la rosa de Damasco era alabada en Siria por la finura de su aroma, su elegancia y su exquisita corola de pétalos.
Celebrada desde la Antigüedad, de China a Persia, y de Europa al Magreb, la rosa demuestra una vez más que es el símbolo del amor, la belleza y su fragilidad combinada. Por el contrario, la menta verde ofrece frescura con sus hojas dentadas de color verde intenso y sus flores en forma de mazorca de color rosa o lila. Característica de los zocos y palacios del norte de África, destaca por su estimulante y sutil aroma.
Este es un difusor de edición limitada de Carrière Frères.