TRUDON
CUANDO EL LUJO Y LA CALIDAD VAN DE LA MANO
Cuando Claude trudon comenzó su actividad como maestro de velas en 1643, no tenía ni idea de la repercusión que su taller y producción llegarían a tener. A pesar de que pocos años después ya se había hecho un nombre en la corte real de Versalles, fue el rey Luis XV quien quedó seducido por sus impolutas velas blancas. De ésta forma, forjando una fama que ha quedado íntegra hasta nuestros días, el negoció creció hasta convertirse en la Real Manufactura de Cirios.
¿El secreto de su triunfo? la masa. Desde sus inicios el método no ha cambiado, siendo la cera cuidadosamente recolectada de las colmenas para después ser filtrada, lavada y expuesta a la luz solar para obtener la calidad más pura posible. No nos extraña que su cera se considerase casi divina en los tiempos del Ancien Régime y que su lema sea: "Deo regique laborant", es decir (las abejas) trabajan para Dios y el Rey.